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Los Murguía, 1913-09-30 Euskalerriaren alde página 639

Música y músicos > Intérpretes, compositores, otros
MÚSICOS GUIPUZCOANOS
 
 
LOS MURGUÍA
 
 
         Tres miembros de esta familia cuyo apellido brilla con luz propia y no prestada en el cielo de la historiografía gallega, pues lo lleva con gloria el ilustre analista de aquella poética tierra don Manuel Murguía, viudo de la delicadísima cantora que se llamó en vida Rosalía de Castro, han demostrado en la segunda mitad del siglo XVIII y primera mitad del XIX aptitu­des musicales que les hacen merecedores de que su nombre no continúe en el olvido.

         
                   Familia Manuel Murguía, Rosalía de Castro.                             Manuel Murguía

         Uno de ellos se llamaba don Domingo de Murguía y Azconovieta, y era abuelo del insigne historiador gallego a quien hemos aludido más arriba. El cual, por cierto, se ufana de su oriundez vascongada y de proceder do una tierra en que no se miente y se rinde a la sinceridad verdadero culto. Don Domingo de Murguía nació en Irún en febrero de 1762 Dedicóse con afán y aprovechamiento a la música y llegó a ser organista y maestro de capilla de la parroquia de Santa María de Tolosa, en donde contaba con varios discípulos, entre otros, el señor don José María de Echeverría, que dio noticia de la existencia de una Misa de Réquiem a ocho voces que don Domingo había compuesto. Se sacaron copias de esta Misa para ser cantada en Santiago de Compostela, con ocasión de la traslación de los restos mortales de Rosalía de Castro al mausoleo en que reposan en la iglesia de Santo Domingo de aquella histórica ciudad. Esa Misa fue muy admirada de los inteligentes, prueba de la valía indudable de quien la compuso. La fama de don Domingo de Murguía hubo de traspasar los linderos del país en que transcurrió su larga existencia pues Saldoni le nombra en sus Efemérides.
 
         Don Domingo, que era hijo de don Nicolás y de doña Pascuala Azconovieta, naturales ambos de la Universidad de Irún. se casó en Igueldo, término jurisdiccional de San Sebastián, el 11 de noviembre de 1786 con Doña María Felipa Egaña, natural de Zumaya.

 
                                   
Tolosa (Guipúzcoa): Iglesia de Santa María

 
         El antes citado don José María Echeverría decía que su maestro, además de la misa que ya se ha mencionado, dejó «una aria, un christus y no sé qué cosa más», Uno de los descendien­tes de don Domingo sospecha si éste pudo ser profesor de] maes­tro Gorriti, que andando el tiempo vino a desempeñar el mismo cargo que aquel ejercía. Pero en esto padece indudable error; porque Gorriti, que era natural de Huarte-Araquil, no vino a Tolosa hasta muchos años después de la muerte de Murguía, que pasó los últimos años de su vida en casa del respetable patricio señor don Ladislao de Zavala, hijo segundo de los con­des de Villafuerte, y en lo que respectaba a la música, aficionado de fino y depurado gusto. Era tal el afecto que los señores de Zavala habían cobrado a don Domingo que después de haber expirado éste el 22 de marzo de 1841, a la edad de 81 años, su hija doña Josefa siguió viviendo en el mismo hogar, como si real­mente formase parte de él, y allí acabó sus días varios lustros después.
 
         Hermano del ya mencionado don Domingo, era don Joaquín José Tadeo de Murguía y Azconovieta, que nació en Irún, en enero del año de 1759, En 1788 obtuvo en reñida oposición la plaza de organista de la catedral de Málaga, no obstante luchar con un opositor que desempeñaba ya una plaza idéntica en otra catedral.

       
Catedral de Málaga

         Acerca de don Joaquín Tadeo de Murguía y Azconovieta escribía don Eduardo Ocón, que se ocupaba en acopiar noticias de los maestros de capilla y organistas que había habido en la iglesia catedral de Málaga desde su fundación:
 
         «No sabemos dónde hizo sus estudios musicales.
 
         »Murguía, como compositor, no lo creemos a la altura de su reputación de organista, sin embargo de poseer la ciencia armónica en alto grado. Se conservan algunas composiciones para piano y para órgano, de buen gusto; pero donde creemos que más brilló fue en la improvisación, y sobre todo, en el género fugado.
 
         »Ha escrito salmos sobre canto llano; misas, motetes y mu­chas obras más, la mayor parte en género libre, descubriendo en todas ellas un gran conocimiento de armonía y contrapunto.
 
         »También ha escrito canciones serias con palabras españolas, boleros para una, dos y tres voces que se conservan aún. Murguía era un caballero en todos conceptos; como instrucción y modales tenemos de él noticias que le enaltecen.
 
         » La reputación de que ha gozado entre las personas más en­tendidas de esta ciudad, prueba además de sus escritos que fue un organista de primer orden. Este distinguido artista falleció en Málaga el día 10 de agosto de 1836, a los 78 años de edad.»
 
         Hubo por último, otro don Joaquín Tadeo de Murguía y Egaña, hijo de don Domingo y sobrino de don Joaquín Tadeo, que por llevar los mismos nombres que éste se puede suponer fundadamente que sería su ahijado.


Catedral de Málaga

 
         Por las noticias que se nos han suministrado, conjeturamos que hubo de nacer en Oyarzun el 9 de julio de 1789. Fue tam­bién organista de la catedral de Málaga, como su tío, y según afirma don Eduardo Ocón, «era persona instruida y de no escaso mérito en el órgano, pero bien lejos del tío, sin embargo de gozar de su fama, a causa de llevar su apellido.»
 
         Bien merecen estos tres músicos guipuzcoanos que queden registrados y celebrados sus nombres en las páginas de EUSKAL- ERRIAREN ALDE. El olvido es próximo pariente de la ingratitud, y nunca pueblos nobles pudieron ser ingratos. Ingratitud y no­bleza se excluyen y repelen.
 
 
Ignacio Querejeta.
 
 
 
 
Publicado en EUSKALERRIAREN ALDE (30 de septiembre de 1913)
 







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